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Con Aguas azul tormenta, Esther Ginés nos devuelve a las costas frías de las Orcadas y nos presenta la historia de quien había planeado como un fantasma sobre la tranquilidad de Elisa en Mares sin dueño. Odette Murray, años después de la desaparición misteriosa de su madre, decide regresar a la isla de Fair, el último lugar en el que se la vio con vida. La razón: escribir una novela autobiográfica con tal de cerrar aquel capítulo traumático de su vida y el duelo que la acompaña desde la adolescencia. El presente es inútil para las historias, pues solo con el tiempo se recuperan los detalles, y no cuando una es testigo de los hechos. Iris Murray, la madre desaparecida, era una mujer con el alma como el mar, con flujo y reflujo. Una mujer insatisfecha, que anhela más de la vida, pero que es obligada por el contexto y su condición de mujer a quedarse en un matrimonio que no la satisface. Decide viajar a la Isla de Fair, emprende una aventura como las que realizaba durante su infancia con su padre el farero. Pero siete días después, Iris no vuelve con el resto de compañeros. Nadie supo lo que le había pasado, nadie habló de su desaparición. Se convierte en un tema tabú incluso en su familia. Y sin palabras para hacer tangible la realidad, la desaparición sigue repitiéndose en la memoria de Odette, quien vive en un duelo permanente. No elegimos cuáles son los recuerdos que pervivirán y que desplazarán a los demás, enterrándolos en los recovecos de nuestra memoria. Son los recuerdos felices los que habitualmente olvidamos, porque damos por sentada la felicidad, mientras que el trauma y la tristeza nos persiguen y marcan. Aguas azul tormenta es una historia sobre la pérdida, las relaciones maternofiliales, el amor, las enfermedades mentales y el peso del pasado. Una historia maravillosa salpicada de elementos sobrenaturales. |
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