Amo la mar, pero su inmensidad siempre me ha causado mucho respeto. Su profundidad y todo lo que esconde: inclasificable, indómita, feroz, recóndita, símbolo de libertad, sensual, siempre en movimiento, enigmática, cadenciosa, salvaje, plácida, siempre cambiante, inabarcable e imposible de definir. La mar es un personaje más de Aguas azul tormenta: al que nos asomamos, pero no llegamos a ver en su totalidad, como cuando nos asomamos a conocer a las dos protagonistas. Como explica ella misma:”somos de agua y, por tanto, se puede conocer la superficie de nuestra alma, pero jamás las profundidades. "Tal y como pasa cuando miras al mar”. Esther Ginés consigue describir y poner palabras al zambullirnos en las profundidades de mares interiores y exteriores. Me ha angustiado, me ha incomodado, he respirado en soledad la niebla que ilumina, el viento me ha despeinado, he sentido atracción y rechazo hacia el hechizo del mar, hacia lo desconocido. Siempre cuesta despojarse de la piel, aprender a convivir con el misterio y lo desconocido, abrirnos a la curiosidad y escuchar lo que quiere ser expresado. Este es un libro hermoso, sobre las historias que nos contamos, sobre sombras, cavernas, sueños, valentía… |