Forjada en la tormenta

Con esta novela nos sumergimos en el Japón feudal del siglo XVI y, aparentemente, se nos cuentan dos historias que luchan entre ellas por llevarse el honor de ser una de ellas la más interesante.
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Me hizo mucha gracia leerla conjunta con el club literario del armario porque todos fuimos yendo de una a otra para adjudicar el honor de ser la mejor a una. Sólo diré que cómo nos lió el autor.
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Y al leerla, me di cuenta de lo maravilloso que es comenzar un libro sin saber nada de él. Ha tenido varios momentos sorpresivos, pero en cierto capítulo hay un giro brutal que la cabeza me explotó, literalmente se me abrieron los sesos. ¡Me encantó!
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Toda la trama ha estado muy bien llevada desde el principio, y en toda ella el autor nos ha ido despistando presentando unos protagonistas que, en realidad, iban a ser otros.
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Los personajes han sido fuertes, potentes, y aunque mi favorita ha sido Nanami reconozco que cualquiera de los otros podrían serlo también.
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Se hace mucho hincapié en la religión, en los códigos de honor de los samuráis que, en ese aspecto, si me ha transmitido cierta frialdad, pero, claro, yo lo veo desde una perspectiva occidental impensable entre los nipones.
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Debo apuntar que el personaje de Nanami está inspirado en uno real, la primera forjadora de katanas Onna Kunishige, y a partir de ahí se abre todo el mundo de curiosidad tremenda.
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La narrativa del autor ha aparecido ágil y elegante. Me gusta que haya hecho descripciones de muchos detalles, incluso hasta las mediciones de una casa, ropa... No han sido para nada tediosas y nos han ayudado a integrarnos más en la cultura japonesa. Lo mismo digo de las escenas de lucha que normalmente me aburren.
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En definitiva una novela fresca y cautivadora en el reino del sol naciente que nos ayuda a comprender más la idiosincrasia de aquella época,  incluso los restos que puedan haber actualmente.