El guerrero a la sombra del cerezo

El guerrero a la sombra del cerezo es una de esas novelas en las que crecemos junto a los personajes. Los acompañaremos desde temprana edad, recorriendo a su lado el turbulento camino por el que transcurre su vida y eso nos permitirá vivir de cerca su notable evolución.


En esta ocasión la obra se construye alrededor de dos tramas que transcurren de manera independiente, cada una con sus propios personajes y sin más relación aparente que el hecho de vivir en el mismo territorio. Descubrir qué es lo que une ambas tramas es uno de los principales atractivos de esta historia.


Una lectura que avanza a ritmo pausado, con picos de acción muy localizados que permiten poner el foco en el desarrollo de los personajes, en la construcción del mundo y en la vertiente más política del conflicto principal.


El trabajo de investigación histórica es encomiable, convirtiendo esta novela en algo más que una lectura amena y entretenida. Sus páginas albergan un aprendizaje continuo: especialmente de la cultura samurái y de la medicina de la época, pero también de otros elementos más del día a día, como costumbres, estructura social, modo de vida, fabricación de objetos y herramientas...


Una novela que, sin ser especialmente trepidante, tampoco llega a resultar lenta ni pesada y que esconde un par de giros inesperados que le dan un toque especial, esa chispa que deja en ti una huella para asegurar que la historia se mantenga en tu recuerdo. Si os gustan las historias en las que los personajes cargan con el mayor peso de la trama y que dan gran importancia a transmitir al lector tanto sentimientos como conocimientos, tenéis que darle una oportunidad a esta novela.