Zafiro

Este libro, más que resolver dudas, ha servido para afianzar los misterios que se iniciaron en rubí y mostrarnos otros problemas nuevos.

El ritmo de Zafiro es mucho más ágil y no decae en ningún momento. Relata muchas cosas en tan sólo una semana. Así que parece increíble que los protagonistas se hayan enamorado en tan poco tiempo. Lo que sí me gusta es que ambos saben perfectamente que se aman; lo comparten y lo aceptan, aunque todavía no se han decidido a formalizar dicha relación.

Gwen sigue sin saber qué papel representa en toda esta historia (aunque los lectores sabemos que ella es la piedra angular).
Por otro lado, finalmente podemos afirmar que el famoso Conde de Saint German no es trigo limpio, todo lo contrario, y aunque en un principio se nos presentó como una figura de autoridad y poder, se ha convertido en firme candidato para ser el verdadero malo de la trilogía; hubo un momento en que le concedí el beneficio de la duda, pero en el final del libro se ganó mi absoluto desprecio.

Si Lesley, la amiga de Gwen, fue el personaje secundario más destacable en el primer libro, aquí tenemos que nombrar también a Xemerius, la escurridiza gárgola que no deja a la protagonista ni a sol ni sombra. Se trata de una criatura descarada, picarona y divertida que nos saca más de una sonrisa; ha sido todo un puntazo incluirla. ¡Oh Xemerius, como te adoro!

En el final, me quedé durante unas horas igual de destrozada que Gwendolyn cuando sucede lo de Gideon. Me sentí totalmente identificada con la chica y sentí su dolor. de verdad, hacía mucho tiempo que no llegaba a este punto de empatía; fue una experiencia alucinante para mí. No sé cómo lo hace la autora, pero el caso es que siempre me deja con ganas de más en sus libros.

Saludos ;)