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Crítica de Inquilinas_Netherfield


Inquilinas_Netherfield
10 October 2021
Memorias de una suegra llevaba un montón de tiempo esperando a ser leído, y la premisa de novela protagonizada por una familia me venía que ni pintada para el reto de Todos los clásicos grandes y pequeños, así que ya no tuve excusa. Llevo tal retraso en las reseñas que lo leí hace al menos dos meses y aún no os había hablado de él, así que como no tomé notas toca reseña estilo "tiro de memoria", pero al menos dejo constancia de la lectura. Os cuento de qué va (aunque el título no deja lugar a muchas ambigüedades) y qué me ha parecido.

Jane Tressider es una señora de mediana edad que tiene la buena o mala suerte de tener nada menos que nueve hijos que no solo le dan los disgustos propios de toda prole, sino que a todos tarde o temprano les da por casarse, mudarse, tener hijos, contratar criados, soportar vecinos y, sobre todo y ante todo, tener opiniones propias que no siempre coinciden con las suyas. ¿Y quién va a saber mejor que ella, madre de familia numerosa y sargenta de su hogar, lo que hay que hacer en cada suceso que acontece en la vida adulta? Pues nadie, obviamente, y como no tiene abuela y está bastante segura de no equivocarse nunca, y encima tiene la sanísima costumbre de evitar úlceras innecesarias y no callarse absolutamente nada, pasa lo que pasa: que se mete donde no le llaman, se sulfura porque no le hacen caso y se pregunta por qué nadie comprende que ella está en posesión absoluta de la verdad y que la experiencia hace que sea mucho más sabia que su marido, yernos, nueras, hijos, nietos, criados, vecinos, y todo aquel que respire a a doscientas millas a la redonda.

Lo primero que tengo que dejar claro es que la sinopsis oficial no es correcta (y es una sinopsis que imagino han cogido de ediciones en inglés que tampoco son correctas, que las he visto por ahí). No es una hilarante comedia de modales y una sutil sátira de costumbres y actitudes típicamente eduardianas, básicamente porque este libro se publicó en 1892, cuando todavía estaba en el trono la reina Victoria y a su hijo Eduardo aún le quedaban sus buenos nueve años para ser coronado. Más allá de que se considere o no hilarante, lo sería en todo caso con las costumbres y actitudes típicamente victorianas.

En cuanto a la novela, creo que la sinopsis que os he hecho resume a la perfección lo que se narra en ella. La señora Tressider va de sufrida, generosa y altruista pero es una metomentodo de cuidado y todo tiene que hacerse como ella diga y a su gusto. Dice que no se mete en nada y se mete en todo; dice que solo quiere ayudar y lo que quiere es imponer su criterio; se exaspera con su marido porque dice que no tiene sangre en las venas y lo que le pasa al marido es que busca a la desesperada momentos de tranquilidad; le saca pegas a casi todas las nueras y los yernos, se mete en su forma de hacer las cosas, en su manera de llevar la casa, en el modo en que deciden ganarse la vida... pero ojo, que a ella lo único que le pasa es que es honesta y si la verdad es como ella la ve, ¿a santo de qué se va a callar? Siempre dice lo que piensa. Punto. Vamos, que el libro comienza con un alegato de la señora Tressider diciendo que quiere dejar el pabellón de las suegras muy alto tras tantos años de escarnio, ridículo y desprecio, y en el proceso digamos que consigue el efecto totalmente contrario (ahí está la gracia de la novela, vaya). al final incluso dice que sus hijos se han enfadado al leer las memorias y no se lo explica... ¡si ella solo ha dicho la verdad!

El libro está dividido en capítulos, cada uno de ellos dedicado a uno de sus hijos y a su correspondiente esposo/esposa. También tenemos el inevitable pique entre algunos hermanos, el hijo bohemio que no quiere trabajar y quiere ganarse la vida escribiendo, el yerno excéntrico que vive una guerra sin cuartel con los vecinos, la nuera que se pone a llorar cada vez que la señora Tressider le deja caer que no tiene ni idea de cómo llevar su casa, los nietos... Y ya que estoy aquí lo digo, aunque sé que estas asociaciones mentales mías están pilladas por los pelos: os aseguro que mientras leía y veía la dinámica que creó el autor entre el matrimonio Tressider, no podía dejar de pensar en el matrimonio Bennett de Orgullo y prejuicio... esa madre marimandona y atacada de los nervios que se desespera ante la pachorra impasible de su marido y que cree que lo tiene que hacer todo ella, y ese marido que parece que no le da importancia a nada, cargado de ironía y de una visión de la vida mucho más relajada que la de su mujer, pero que en cuanto tiene que sacar de problemas a alguno de sus hijos actúa sin fisuras como el cabeza de familia que es. No sé si Sims tenía en mente a los Bennett cuando escribió el libro pero lo parece. Y seré la única que lo ve porque no será cierto, pero para eso están los libros, para llevárnoslos a nuestro terreno :)

Si os digo la verdad, tanto como hilarante no me ha parecido porque a ratos peca un poco de repetitiva, de seguir la misma dinámica en el desarrollo de algunos capítulos e incluso de repetir la misma información de un capítulo al siguiente (hasta el punto de que me hizo dudar si se había publicado por entregas, porque en ese tipo de publicaciones se hacía inevitable repetir algunas cosas para recordar la entrega anterior, pero creo que no es el caso). de todos modos este 2021 no se presta preciamente a que me ría mucho con los libros y sé que algunas de las novelas que estoy leyendo me hubiesen parecido mucho más divertidas y las hubiese valorado de otra manera de haberlas abierto en otra época de mi vida. Aun así, la sátira, la mordacidad y el destripe literal de las costumbres victorianas y el papel de la suegra dentro del núcleo familiar están ahí, y resulta inevitable sonreír ante las salidas que tiene la señora Tressider y la buenísima y maravillosísima opinión que tiene la buena mujer de sí misma. Yo creo que todo el mundo conocemos a alguien como ella, y ya no solo en su papel de suegra, sino con un ego como un piano, la estrategia de ser faltonas escudándose en ser sinceras, un afán superlativo de meterse en todo y una visión de humildes sobre sí mismas totalmente irreal.

A modo de resumen diría que me ha parecido muy entretenida pero "con sus cosillas", y en cualquier caso la recomiendo para quien guste de literatura de humor victoriana, de la que tampoco andamos sobradísimos en traducciones al castellano. Además se aprende mucho sobre las costumbres de la época tanto en cuestiones hogareñas como en cosas tan concretas como la búsqueda de una casa y los chanchullos de los que hacían uso muchos caseros, por poner un ejemplo. Que yo todas estas cosillas las voy anotando mentalmente, me parecen muy interesantes.

Enlace: http://inquilinasnetherfield..
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