Veit es un joven soldado que ha sido herido en el frente y acude a un pequeño pueblo de los Alpes, bajo el Muro del Dragón, para recuperarse de sus heridas físicas y mentales mientras confía en no tener que volver jamás a la guerra. A través de sus vivencias en primera persona y mediante recuerdos, Arno Geiger crea una historia dura, cruda y en cierto modo mágica, porque pese a que la tragedia y el dolor se presentan como unos personajes principales más, hay espacio para la inocencia, el frescor de la juventud, el optimismo y el amor. Con esta obra se expresa fielmente el sufrimiento humano de la guerra, un sufrimiento que no afecta únicamente a los que están combatiendo sino también a sus familias, a los ciudadanos que viven con miedo a un bombardeo, a los que temen por su vida sólo por ser de una etnia determinada y que, además, trasciende a los enviados, puesto que cuando vuelven, no son quienes eran y posiblemente nunca vuelvan a serlo, porque la guerra transforma, cambia y mata. Geiger se vale de recursos como las cartas o la radio para poder ofrecer una perspectiva más completa, incluyendo historias secundarias que comparten esa desesperanza y desasosiego de este período en la Viena de 1944. En definitiva, un libro demasiado realista, duro, pero necesario, que ofrece una perspectiva humana de los desastres de la guerra. |