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La historia comienza cuando aparece en el suelo de la catedral de Sevilla el cuerpo de un hombre que ha sido asesinado. A partir de este momento se iniciará una investigación para descubrir quién es el culpable del hecho, aunque este no será el único asesinato. Los personajes no son muy numerosos, lo que hace que la trama se pueda seguir sin ninguna complicación. Algo que no me ha gustado es que las mujeres no tienen ningún protagonismo y más bien aparecen relegadas a un papel secundario e infravaloradas al desarrollar profesiones como la prostitución o destacar únicamente de ellas que están siendo engañadas por sus parejas. Es una novela en la que los hombres son los altos cargos y quienes dirigen e informan de la investigación. En la novela tiene un fuerte peso la religión cristiana tanto en la ambientación como en los personajes principales. Asimismo, son continuas las referencias a este ámbito sacro. En cuanto a la prosa del autor, he de reconocer que se me ha hecho lenta y demasiado descriptiva, y esto no solo se debe a que hay numerosos detalles, sino que, además, hay muy pocos diálogos y el vocabulario a veces resulta algo complejo. A mi parecer, se puede prescindir de muchísimas páginas que carecen de relevancia tanto para la trama en sí misma como para la ambientación. La historia en sí está bien hilada y tienen un final sorprendente, pero me habría gustado que hubiese sido mucho más ágil. La novela se divide en veintitrés capítulos numerados, titulados y fechados. La fuente tiene un buen tamaño y los capítulos más bien cortos. Además, la edición está perfectamente cuidada: una portada sencilla, pero ambientadora; y supongo que una corrección ortotipográfica y de estilo bastante buena. En definitiva, una novela negra con un final inesperado que nos transporta hasta Sevilla y Argamasilla de Alba. Se la recomiendo sobre todo a personas que se sientas cercanas e interesadas por el mundo eclesiástico. |
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Crítica de Cristi2510
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