Ningún copo de nieve cae en el lugar equivocado

En esta historia vamos a conocer a Jane, una joven viuda, que junto a sus hijas, se va a quedar bloqueada en el aeropuerto debido a una fuerte nevada, lo que les retrasará la llegada a su destino. Allí conocerán a Tae Hyun, aparentemente un ejecutivo un tanto frío. Entre los adultos surgirá un “algo”, pero que rápidamente dejarán pasar por las responsabilidades que cada uno tiene. Ya en sus respectivos día a día, cada uno a lo suyo pero el destino, ayudado por una pequeña diablilla, jugará sus cartas, porque como cuenta la leyenda: “ningún copo de nieve cae en el lugar equivocado”.

Es una historia que nos cuenta la chispa que surge entre dos personajes, pero que tras esa chispa todo va a ir cociéndose a fuego lento. Ella ha pasado por mucho y no quiere volver a pasar por ahí, él es un tipo solitario que ha tenido una infancia durísima, con un hecho en concreto que te pone los pelos de punta. Ella lleva consigo a sus hijas y él a su madre. Una historia de familia, destino, fortaleza y mucho amor y del bueno.

Como siempre me gusta hacer mención a un personaje en concreto y en esta ocasión es para la pequeña Macy, con la que vamos a pasar unos ratos geniales y que producen mucha ternura. La he adorado.

Entre viajes a EEUU y a Corea, conoceremos cosillas de la cultura coreana, que tiene mucha relevancia para el desenlace de la historia, y todo ha ido encajando a la perfección, con todo bien atado, hasta llegar al final. Para mi que la trama ocurra, en parte en Corea, ha tenido su aquel y me ha parecido curiosa, ya que desconozco totalmente esta cultura, que aunque ahora todo lo coreano esté muy de moda, es algo que a mi, personalmente, no me atrae mucho.