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Siempre me acerco con gran interés a las obras de Adelaida García Morales desde que leí El sur. Hay algo en su prosa que me resulta enigmático y atrayente. Esta novela me ha generado sentimientos encontrados, si bien cuenta con pasajes donde el estilo de la autora se desliza con su buen hacer literario, en otros momentos se quiebra como si tomara distancia de la narración. La novela se mantiene así en un equilibrio inestable que podría ser intencionado para incrementar el estado emocional de la protagonista y ayudar al tono de la novela pero en mi lectura he notado que el relato perdía consistencia. Se trata desde luego de una historia perversa, obsesiva; que me hizo rememorar aquel túnel de Sábato aunque les separa un gran distancia. Una historia perversa y obsesiva que se vuelve algo reiterativa en su desarrollo. Aun así se deja leer y encontraremos en ella las sombras que persiguen a muchos de los personajes de su bibliografía y destellos de las luces creativas que impregnan su estilo literario. |
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