Como siempre, Lorca no decepciona. Cuántisima belleza es capaz de transmitir de la manera más dulce y tierna, poniendo voz a un maniquí o haciendo que oigamos la conversación entre un niño y un gato, ambos muertos antes de tiempo. El papel de la mujer, como en la casi mayoría de sus obras, es digno de valorar. La protagonista de esta historia no se quiere casar con quien se comprometió, hace ya 5 años. No se deja dominar, no se aguanta las palabras ni se conforma con su cruel destino. La lucha comienza en la voz y, Federico, prepara un escenario con micrófono para que oigamos lo que tienen que decir. |