Amor invertido

Tal como sus autores lo definieron, “este es un libro de cojer”. Sí, así como lo leen. COJER.

Para lxs argentinxs, “cojer” es tener relaciones sexuales. Y eso es lo que ocurre en casi todas las páginas de esta novela: Guilló y Fernand, cojen. Pero no en presente, sino que recuerdan su relación a través de cartas.

Ahora bien, qué puede tener de “invertido” un amor contado entre cartas y recuerdo. Que Guilló y Fernand tienen los corazones cambiados de manera literal. El Dr Ferretti, una suerte de Dr Frankenstein francés, hace un experimento en que le saca el corazón a dos personas y los intercambia, porque quiere ver qué pasa con un hombre de espíritu libertino al que se le implanta el corazón de una joven mujer, y qué pasa en la mujer con el corazón masculino. Eso, en la teoría. En la práctica, este científico lo que tiene son intenciones insestuosas que quiere concretar sin culpa.

Amor invertido, desde mi lectura, es un homenaje a Historia del ojo, de George Bataille en criollo tono de ciencia ficción. 

A lo que hay que sumarle otra particularidad: la inversión se da de manera concreta, porque “Guilló”, la protagonista, sale de la mano de Guillermo Saccomano, y “Fernand”, de Fernanda García Lao. Por si eso fuera poco, ambos autores son pareja en la vida real desde hace unos cuantos años, y la escritura de esta novela fue un juego entre ellos.

Es mucho más que muy recomendable, a menos que tengan cierta susceptibilidad con el erotismo que se va de la cuenta.