Estamos hechos de gotas de lluvia

Gael es un chico que hace un tiempo se encuentra en una lucha interna, sus días son más sombras que luces. La culpa le corroe pero sobre todo recordar a esa persona es un dolor tan grande que no sabe cómo superarlo. 

Ginebra es una chica que no lo está pasando bien, tiene a su espalda demasiado peso y está muy agobiada.  Ya no solo es el peso que tiene en su espalda sino que no puede llevar la vida que quiere, pero a la vez se siente responsable y agobiada. 

Son dos personajes que en un primer momento no se llevan bien, tal vez, alguno de los dos o los dos hagan prejuicios y esto haga que la tensión entre ambos sea mayor, pero lo peor de todo es que el espacio que comparten es muy pequeño. No solo los prejuicios harán que el espacio que comparten sea asfixiante ...

El romance es lento, contamos que nacen entre ellos unos prejuicios y que esto hará que la opinión, pero poco a poco y en un momento en concreto,  de ambos cambien y empiecen a ver a la persona. 
Nuestros personajes tienen una evolución brutal, ambos, la verdad que no sabría decir cuál de los dos es el que más evoluciona. Una de las cosas que más me ha gustado y es que sus voces, ambas, son fuertes y con potencia, pero no se pisan el uno al otro. 

Esta historia toca temas importantes, ver las prioridades de las personas, las responsabilidades y sobre todo que no es fácil superar el dolor. Veremos a los personajes abrirse y desgarrarse porque a veces la única manera de levantarse es llegar a lo hondo.