Estamos hechos de gotas de lluvia

“Estamos hechos de gotas de lluvia”, la segunda parte de la bilogía cicatrices.

A una sabiendas de cómo iba a ser ésta segunda, parte porque ya conocía a los personajes del primer libro, me ha sorprendido mucho la historia que tienen Ginebra y Gael.

Paralela a la que tuvieron en el primer libro Enzo y Alex.

Tengo que decir, que, por mi parte, he cometido un error grave leyendo este segundo libro justo al finalizar el primero, ya que tienen una cronología idéntica y en algunos puntos se me ha hecho repetitivo. Tenía la historia anterior muy reciente, por eso, por mi parte, recomiendo leerlo después de un tiempo prudencial después de haber finalizado la primera parte, porque la verdad este libro se merece toda la atención como libro individual sin recordar tanto la historia de Enzo y Alex.

Es una historia que sucede en paralelo a la anterior, pero en la que los personajes transmiten algo muy distinto a la pareja de forman Alex y Enzo.

Por su parte Gael es el hermano de Enzo y como ya habíamos visto anteriormente tiene una serie de fantasmas dentro de él, el querer salir de una vida que le había robado su verdadero yo y quiere reencontrarse dejando atrás todo lo malo y superar el recuerdo de la muerte de su padre es creer que todo fue su culpa lo que no le deja avanzar Gael.

Conoce a Ginebra mientras trabaja en el Hendrix, el bar de Coop, Ginebra es la joven guapísima niña rubia y encargada, que al principio, aunque ella siente una fuerte atracción hacia él sabe que con todos los problemas que tiene, quizás no es la persona más indicada tanto para hacerle el bien él como él para ella.

Gael es un chico que sufre mucho y ella también tiene sus problemas así que piensa que es mejor mantenerse alejados, pero la fuerte atracción entre ambos no lo permite. Lo que hacen es todo lo contrario, ayudarse a salir de los baches que han sufrido y aprender a quererse de verdad desde la amistad, hasta un amor verdadero en el que a él le va a costar mucho enseñar todas sus cicatrices a Ginebra, pero a Ginebra no le va a costar nada ir curándoselas.

Juntos aprenderán que son más fuertes juntos que estando separados.

En conclusión, es un libro muy bonito, bonito de verdad, duro, también, dulce, también, de llorera, también… con una pluma, la de Sara García que es una lástima que no podamos disfrutar de ella más, aunque vuelvo a repetir, que por favor si lees esta reseña y queréis continuar la historia de lo que fue el primer libro de cicatrices, dejes ese tiempo para poder disfrutar la segunda parte como se merece, porque yo me arrepiento de no haberlo leído de aquí un tiempo.

Espero que os guste tanto como a mí y que me deis vuestra opinión después de la lectura.
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