Cuando se enfría la sopa de letras

Creo que si hay algo que caracteriza a esta novela es sin duda su originalidad. Originalidad tanto en cuanto a lo que cuenta como a la forma en la que lo hace.

La historia que nos encontramos podría ser la de muchos matrimonios que, hechos a la rutina, se limitan a compartir un mismo techo. En este caso, Julia y Mauricio apenas hablan. Él sale todos los días a trabajar fuera de casa, mientras que ella se queda haciendo las tareas domésticas; eso sí, sin descuidar que el plato de comida esté en la mesa bien caliente o bien frío (según el menú que toque ese día), pero nunca a mitad de camino. Esta rutina se romperá el día que Mauricio encuentre la sopa algo menos caliente de lo esperado. Este será el detonante que cambiará de forma radical sus vidas, dándoles la oportunidad de revivir y de crear momentos conjuntamente.

La temática principal trata sobre las relaciones de pareja y las segundas oportunidades, pero también deja espacio para los gestos en pro de la igualdad y del reconocimiento del trabajo doméstico como otro trabajo remunerado.

Si hay algo muy original, eso es la forma de escribir del autor. Así, la novela está narrada en tercera persona, pero el narrador se presenta como un testigo de todo lo que acontece; permitiéndose incluso comentarlo.

La edición está muy cuidada. La portada refleja la esencia del libro: un hombre que llora a solas atrapado en una rutina que lo ahoga. Los capítulos no están numerados, pero se separan de otros con un cambio de página y con el dibujo de un plato de sopa.

En definitiva, no creo que sea una lectura para todo tipo de lectores, pero, si te has quedado con ganas de saber más, puede serlo para ti.