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Si algo me ha gustado del libro, es que a pesar de parecer una historia de humor al principio, según se desarrolla vas viendo que hay mucho más de fondo. Hay humor, pero por encima de eso hay pasados dolorosos, conversaciones sin finalizar que pueden llevar a la autodestrucción, engaños vestidos de amor, amores perdidos en el tiempo pero jamás olvidados, sentimientos de culpa difíciles de sobrellevar, y todo ello confluye de forma ágil y natural en un pueblo perdido, con pocos habitantes pero mucho que ofrecer. Todo va cuadrando de forma inesperada pero perfecta y en alguna ocasión lo que crees sospechar, no tiene nada que ver con la realidad. Héctor me ha cautivado completamente. Para nada es ese hombre frío, juerguista y mujeriego que quiere hacernos creer, más bien es todo lo contrario aunque se empeñe en negarlo. Y Raúl, que puedo decir de él, creo que cualquier cosa se quedaría corta. Ellos dos son mis personajes más queridos, junto con eso dos niños, Pablo e Irina. El resto me parecen unos personajes increíbles e imprescindibles, pero si tengo que nombrar a alguno, me quedo con ellos dos. Un buen libro. |
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