Mandrágora es una de las primeras novelas de Laura Gallego. Aunque también es una de las menos conocidas, sin duda incluye muchos de los elementos que caracterizan a las obras de esta autora. Esta historia se sitúa en una época medieval de castillos, magia y príncipes. Su protagonista, llamada Míriam, es la hija de un sabio llamado Zacarías, que va a trabajar en la corte de los reyes Héctor y Leonora, tras la misteriosa desaparición de Cornelius, su sabio anterior. Zacarías alberga sospechas sobre los oscuros objetivos de Cornelius, pero será su hija y aprendiz la que investigue más a fondo, junto con el joven Santiago. Durante su estancia en la corte, la muchacha se verá obligada a integrarse entre los jóvenes nobles y en un modo de vida que le era ajeno, mientras hace en el bosque cercano un sorprendente y mágico descubrimiento sobre sus propios orígenes, muy vinculado a la planta de la mandrágora. Mandrágora es una novela breve, sobre todo si la comparamos con el resto de la producción para jóvenes de la autora. La construcción de las tramas y los personajes está resuelta hábilmente, aunque tal vez la brevedad haga que todo transcurra de modo un tanto precipitado. al trasfondo de fantasía medieval y magia se superpone una dinámica que recuerda más bien a las películas y series norteamericanas de institutos, con su chica nueva, sus chicas populares crueles, su chico guapo y su chico gracioso, y donde los adolescentes (al estilo de Buffy), acaban resolviendo los grandes problemas a los que se enfrentan unos adultos que no se enteran muy bien de lo que pasa. En fin, un libro ameno, que se lee de modo fluido y proporciona un buen entretenimiento. Tal vez menos desarrollado que otras obras de la autora, pero con muchos momentos de emoción. |