Nadie explicaba al niño la paradoja de que se vive más cuanto menos se sabe de la vida. Nadie le advertía que crecer era apagar la mitad de los sentidos.
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Nadie explicaba al niño la paradoja de que se vive más cuanto menos se sabe de la vida. Nadie le advertía que crecer era apagar la mitad de los sentidos.
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Tenía tres o cuatro años, la vida entonces era una pared blanca, sin desconchados
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Marinero en tierra