La promesa

Hemos leído La promesa en una LC organizada por La librería ambulante.

Me suelen gustar los capítulos cortos y los de esta novela son muy largos, pero me ha parecido muy acertada la estructura de dividirla en cuatro partes como si fueran cuatro fotografías tomadas a nuestros protagonistas a lo largo de los años. Cuatro fotografías de vidas enmarcadas en cuatro ausencias.

Podríamos decir que la promesa no cumplida es el centro de la trama. Un centro más permanente que gravitacional, ya que los personajes no giran y giran en torno a esa promesa. La historia sí cuenta con varias capas que dan más empaque al conjunto: la evolución de Sudáfrica, la influencia de las religiones, la diferencia entre lo que quisimos ser y lo que somos o esa necesidad de confesar/buscar la verdad que van sintiendo unos y otros.

La forma en la que está escrita la novela es muy interesante ya que el autor consigue hacer de un modo muy natural las transiciones entre narradores. Sale de uno, entra en otro, va y vuelve. Es muy complicado conseguir que esos saltos sean fluidos y Damon Galgut lo consigue con nota #Crack.

“Protestarle al destino es desperdiciar el aliento”.

Adiós, Amor. Gracias a ti.