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Este libro fue escrito en 1970. Mi versión es de 1978 (apenas yo tenía 2 años) y lleva epílogo del autor, y es triste comprobar, que nada ha cambiado mucho. Este es un libro de economía y estadística "novelado". Eduardo Galeano ha logrado plasmar la realidad de América Latina en palabras simples, sin tecnicismos ni excentricidades, no quiso parecer culto, quiso parecer latinoamericano comprometido con la fuerza de la que es poseedor: la palabra, para trasmitir en términos coloquiales, la cruda realidad de esta parte del hemisferio en la que su riqueza es la causa de su pobreza. La tierra es devastada y saqueada, la industria no es propia, la mano de obra es la más barata, y así ha sido en pos de alimentar a quienes conquistaron América (conquista?), y a día de hoy, solo cambia de dueño, de interés, de país, de multinacional o de forma, pero sigue siendo a costa del empobrecimiento local, la falda de la que se cobijan en riquezas los que la disfrutan. Este libro es la historia contada por los vencidos, no por los vencedores (distan mucho una de otra), me entristece reconocer gran parte de latinoamericanos dictadores que ponen en venta sus principios, su tierra y su gente, que son parte de lo trágico de la historia del subdesarrollo de esta región. Cuando reconocerán (bueno, claro que lo reconocen, no les interesa) que solo educando al pueblo se puede llegar a los logros. Aún el analfabetismo abunda, corroe y duele. Este libro fue censurado, criticado, escondido, prohibido. Y aún así, no lograron enmudecerle, pasó de mano en mano, de boca en boca, y se quedó como la tesis que responde estas preguntas que dejo en boca de su autor: "¿Es América Latina una región del mundo condenada a la humillación y la pobreza? ¿Condenada por quién? ¿Culpa de Dios, culpa de la naturaleza? ¿No será la desgracia un producto de la historia, hecha por los hombres y que por los hombres puede, por lo tanto, ser deshecha?" Es mucha la podredumbre para arrojar al fondo del mar en el camino de la reconstrucción de América Latina. Los despojados, los humillados, los malditos tienen, ellos, sí, en sus manos la tarea. La causa nacional latinoamericana es, ante todo, una causa social: para que América Latina pueda nacer de nuevo, habrá que empezar por derribar a sus dueños, país por país. Hay quienes creen que el destino descansa en la rodilla de los dioses, pero la verdad es que trabaja, como un desafío candente, sobre la consciencia de los hombres. |
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