Tras la crisálida

Crisálida: dícese del estado de desarrollo de un insecto lepidóptero en el que la larva se va transformando en adulto. Y de eso precisamente Tras la crisálida. Aunque en este caso quien va a sufrir la metamorfosis para convertirse en una mujer feliz y plena es el hijo adolescente de la familia Sandoval. Y, por si el lector lo piensa, no, no me he hecho un lío con el género en la oración anterior. Es que el cambio va a ser totalmente radical.
Y es que el protagonista se siente enormemente confuso, encerrado en un cuerpo con cuyo sexo no se identifica y sabiendo que lo que le gustan son los chicos. Pero como a perro flaco todo son pulgas, le toca atravesar esas dudas acompañado por un padre y un hermano violentos, una hermana que le escupe, una madre que no le demuestra ningún tipo de amor y unos compañeros con los cuáles no se siente a gusto. Y ya, para rematar el pastel, está Samuel, el chico de sus sueños, su primer amor de juventud, que empieza a tratarle con un amor y ternura que con el tiempo terminará transformándose en distancia e indiferencia.
Tanto dolor y soledad acabarán llevándole a un profundo pozo en el que las ideas de acabar con su propia vida se vuelvan recurrentes y que le acaben llevando a cometer la mayor tontería de su vida. Pero, muchas veces, tocar fondo no es más que el inicio de encontrarse a una misma y siempre hay ángeles que transitaron antes por caminos similares y están dispuestos a guiar a las nuevas generaciones.
Y una vez contado el argumento, me gustaría dar las gracias a Masa Crítica de Babelio y a Ediciones Arcanas por permitirme conocer una novela que de otra manera seguramente no habría leído pero que he disfrutado desde el momento en el que la saqué del sobre de Correos. Y es que seguramente en una librería Tras la crisálida esté clasificada como novela erótica LGTBIQ+, -género al que hasta ahora nunca me había acercado y, seguramente, si no fuera por esta oportunidad, seguiría sin hacerlo- pero es mucho más. Desde que leí el argumento tuve la sensación de que era, ante todo, lo que es: una novela de aprendizaje que llevaba al complicado tránsito entre la adolescencia y la edad adulta; etapa aún más difícil de superar si te ha tocado ser la oveja negra de una familia disfuncional. Y creo que cualquier persona que se sienta identificada con ese rol y tenga la mente un poco abierta la va a disfrutar mucho, independientemente de su orientación sexual. Por supuesto, hay sexo (mucho), que nos ayuda a entender mejor cómo vive ese aspecto una persona trans, pero también hay amistad y amor, y deseo de superación y apertura al mundo y todos esos ingredientes que hay en esa etapa de la vida.
La obra se compone de 332 páginas que se leen bastante rápido gracias a una manera de narrar ágil y amena que deja siempre ganas de más. Esas 332 páginas están repartidas en dos partes claramente diferenciadas. La primera, Crisálida, ubicada entre España y Venezuela, abarca el periodo de adolescencia, las malas relaciones familiares, el bullying escolar (aunque esto un poco de pasada), la primera decepción amorosa, la peor decisión de su vida y cómo encuentra por ahí a un ángel que le ayuda a proyectar su nueva vida. La segunda parte, Mariposa, se ubica en España, y aborda el tema del cambio de sexo para convertirse en Yasmín, el descubrimiento y goce de su nuevo cuerpo y de los placeres carnales, la amistad y el amor. Particularmente, he disfrutado más la primera parte, pero la segunda es bastante coherente con la historia que quiere relatar y está bastante bien escrita, aunque quizás sea un poco reiterativa en ocasiones.
Por último, para terminar, quiero señalar que el libro está publicado por Ediciones Arcanas, una editorial que se dedica a la autoedición de calidad en todos los aspectos y me parece que han cumplido con lo que prometían y que han hecho un excelente trabajo, además de en la edición, en los aspectos gráficos. La portada -en cartoné—está ilustrada por una preciosa mariposa azul de aspecto acuarelado que llama mucho la atención. Los dibujos que ilustran cada una de las partes me parecen una pasada -especialmente esa mujer mariposa de la segunda parte- y que hasta cada capítulo venga encabezado por un dibujo (en la primera parte por la silueta de una cara femenina y en la segunda por la imagen de una mariposa) y las letras capitales me transmiten que es una obra en la que se ha mimado cada detalle.
En fin, una obra muy interesante y recomendable plasmada en un precioso y cuidado envoltorio.