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Tenemos una historia que se desarrolla en pleno desierto, con forajidos (cazadores de bimorfos) y tribus ancestrales (noholos, morfianos e, incluso, los Malditos). Ese lugar resulta adictivo para el lector, y eso es gracias a que podemos imaginar todo con detalle, llegando a ser parte de la historia. Una historia que se narra desde el presente, pero evocando el pasado en forma de leyenda o tradición. Creo que este es uno de los grandes aciertos del libro. Ya sabéis que no soy fan de los saltos temporales o de las dos voces narrativas, salvo en casos en los que la historia lo justifique. Aquí más que justificar, es parte del juego que plantea el autor para nosotros. Y es que, lo que va a contarnos, es una forma de trasladarnos al pasado, pero abordando también cuestiones de hoy. La manera que tiene de hacerlo es tan sutil y dulce que nos quedamos reflexionando en determinadas cuestiones que nos va lanzando, al tiempo que la fantasía va in crescendo durante ella narración. Creo que la gran mayoría de los lectores de esta obra no espera lo que va a encontrarse en su interior. Y eso es parte indiscutible de su encanto, sin duda. El otro punto fuerte de la novela son los personajes, que están perfectamente trabajados y cumplen su cometido durante la narración. Y lo hacen desde el realismo en un relato de fantasía puro y duro, algo que es tremendamente complejo, y que demuestra de nuevo la maestría de la pluma de este autor. Enlace: https://silenciosentrepalabr.. |
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