La niña de las paredes

La portada misma ya dice mucho. Una casa a oscuras y la simple sombra de una niña.

Elise es una joven que se queda sin padres y quiere volver a su antigua casa, pero ya está ocupada (Nick, el padre, Laura, la madre, Marsall, el hijo mayor, y Eddie). Sin que nadie sepa que ella está allí escondiéndose entre las paredes vivirá allí pasando desapercibida o eso cree ella, porque hay alguien dispuesto a acabar con ella.

Pero tampoco es bonito para la niña que tiene que andar con ojo de no hacer ruido y sobre todo de que no la pillen y la devuelvan con su tía, porque ella sólo quiere vivir en lo único que le queda de su familia, donde vivió su infancia, aunque ya sea suyo.

Hay momentos muy angustiosos lo reconozco, pero no agobiantes, es la propia presión de la tensión de la novela los que lo provocan.

La novela se encuentra narrada en tercera persona y en capítulos excesivamente cortos que dan mucha ligereza y tensión a la novela.

Cada capítulo empieza con una pequeña ilustración de la casa justo a un árbol.

Es así como nos dará más intriga y ganas de saber más sobre la familia y el origen y el futuro de la niña.

Toda la acción ocurre dentro de la casa, pero no se hace pesada, al revés, la acción tan deprisa que cuando nos queremos dar cuenta ya han pasado demasiadas páginas y ya está hasta el final.

La niña se niega a abandonar lo único que le queda, su hogar, donde vivió su infancia con sus padres, el único recuerdo que tiene de ellos, lo que no se dará cuenta es que con sus pequeños movimientos y ruidos tiene a una casa aterrorizada que es capaz de hacer cualquier cosa por vivir tranquila.
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