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Ya sabéis que no soy muy fan de las distopías y que la primera parte no terminó de convencerme mucho, pues siento decir que la segunda parte, para mí, ha ido un poco a peor. Me ha costado mucho abordar esta reseña, pero después de darle muchas vueltas he llegado a la conclusión de que, para mí, el mayor problema, ha sido la narradora: Katerina. Ya dije en la reseña anterior que, como personaje, no me gustaba, Me parecía que era interesante para ir mostrando el wordbuilding porque lo íbamos descubriendo a la par que ella, y aunque este recurso se ha mantenido, su construcción y su forma de ser y de entender ciertas cosas se me ha hecho cuesta arriba. Estar todo el rato en su cabeza se me ha hecho verdaderamente complicado. Katerina me parece muy voluble, confusa y tóxica en ciertos aspectos. Es dependiente, parece que necesitar estar siempre colgada de alguien que le diga lo que tiene que hacer y no es capaz de tomar sus propias decisiones, y aunque hay momentos en los que parece plantarse y decir “no, es mi vida, mando yo”, lo hace porque otra persona se lo ha dicho. Las relaciones que entabla a su alrededor tampoco me parecen sanas (a partir de aquí tened cuidado porque hay spoilers). La relación con Alec me parece terrible, y en este caso por los dos, tengo que reconocerlo. Él porque se siente en deuda con ella y porque le ha mentido tanto y con cosas tan importantes que se siente culpable y ella porque no sabe vivir sola. Al terminar la primera parte lo hicimos con un plot twist genial y es que un personaje que creíamos muerto en realidad no lo estaba. Reconozco que esto me alegró mucho y que al principio de la novela dio mucho juego, pero después parece caer en el olvido por unas misiones que aunque al final son muy importantes no sabes por donde agarrar. Luego también aparece otro personaje que bueno, no sabíamos en qué estado estaba. Asumimos que muerto porque así lo asumió Katerina, quien a veces no piensa que también puede salir a buscar a los demás. Con este otro personaje al final acaba forjando otra relación que aunque no ha terminado de desagradarme sí que me ha resultado extraña por lo intensa en ciertos momentos. De los viejos conocidos, también sigue May. Ya dije que me parecía el mejor personaje de todo el libro y en esta ocasión me reitero en mi opinión. Es verdad que es un personaje complicado, pero me parece que, de todos, es el que mejor está construído. En cuanto al lenguaje nos encontramos con que no es enrevesado, fluido y coloquial. La narración es bastante rápida y aunque también hay mucha acción es un poco más pausado que el anterior. Sobre todo el principio la verdad es que se me hizo un poquito lento porque parecía no pasar nada; cuando por fin empieza a pasar algo, se hace un salto temporal que me descolocó un poco para, después, aparecer toda la información de golpe en el tramo final. Estos acontecimientos no me han terminado de parecer cien por cien sorprendentes, más bien todo lo contrario, muy predecibles si estáis acostumbrados a leer distopías de este tipo. Esto no lo digo como algo malo, ya que a veces necesitamos acudir a libros que tengan elementos conocidos para ver cómo lo resuelven. Sí que tengo que destacar que en esta ocasión no había bandos como tal. Bueno, sí lo hay, pero los personajes protagonistas no se adscriben a uno o a otro con gran pasión, sino que intentan entender qué es lo que está pasando, valorar todas las opciones y tomar las decisiones que, a su entender son las mejores. Quizá con este tema es con el único con el que Katerina sí tenía en cuenta sus propios deseos, ya que como esclava lo único que deseaba era ser auténticamente libre. De nuevo encontramos que los personajes no son los típicos héroes, lo que quizá le da un punto más realista. Aunque no haya sido una de mis mejores lecturas y en cierto modo me haya bloqueado un poco, si os gustan las distopías un poco diferentes seguro que podéis disfrutar mucho de esta novela. Enlace: https://inkties.wordpress.co.. |
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