Melocotones helados

Tras recibir amenazas de muerte, cuya fuente y motivo desconoce, Elsa grande abandona su ciudad y decide trasladarse a vivir temporalmente con su abuelo paterno a la casa del pueblo, en busca de protección y sosiego.
Desconoce que la auténtica destinataria de esas amenazas es su prima Elsa pequeña, ambas bautizadas así en recuerdo de su tía Elsita desaparecida en su más tierna infancia.

A partir de aquí, el desarrollo habitual en la mayoría de las novelas hubiera sido que el personaje de Elsa grande se adentrara en los entresijos de la vida familiar (de la que lleva desconectada mucho tiempo) y su complejo y desconocido pasado, pero es aquí donde estriba el aspecto novedoso e intrigante de esta novela. La historia nos irá desmenuzando episodios del pasado familiar a través del análisis de cada uno de sus miembros, y digo análisis porque resulta destacable la labor de la autora en su forma de explorar los sentimientos y el desarrollo psicosocial de cada uno de los personajes. Pero de ese pasado sólo quedan las personas, fruto de sus circunstancias y vivencias personales, que Elsa únicamente podrá acariciar de forma superficial mediante el trato personal con éstas, ya que, en lo que al pasado se refiere, en esta familia impera el silencio.