Llamadme Alejandra

Contado en primera persona, Alejandra Fiódorovna, la última zarina, cuenta su vida desde su niñez hasta su llegada a la corte rusa, primero como esposa del heredero a la corona Nicolás II, después como esposa del zar, una vez fueron coronados, y su abdicación, caída y asesinato. La miseria humana, eliminar del poder a unos para ponerse otros que también se creen dioses y que van a empeorar la situación del pueblo, colocándolo más aún entre las cuerdas.

Decir que la novela me ha aburrido tremendamente, se me ha hecho excesivamente larga y pesada, hasta el punto de pensar en plantarme en distintas ocasiones. No entiendo esa manía de escribir extensas novelas, de empoderamiento de reinas y emperatrices, que se pasan repitiendo hasta la saciedad la misma cantinela, que no paran de quejarse por todo, y de hacerse las víctimas de sus desgracias entre algodones, donde todo en ellas es bondad, con unos hijos perfectos, un rey bueno, humilde y corriente, comprensivo. Lo siento, pero no me creo esa imagen que la autora, a través de esa protagonista, da de esta zarina, de su zar y hasta de Rasputín.