Aunar en una misma narración, presuntamente infantil, elementos tan diatónicos, a priori, como Gaudí, Da Vinci, La Sagrada Familia de Barcelona, Nuestra Señora de Montserrat, un sabio, un grupo de niños, una niña adoptada y un West Highland White Terrier, además de un malo muy malo que parece provenir del cine los 70 y del anime de los 80, es lo que ha conseguido el prolífico y polifacético Octavi Franch en esta maravilla literaria, un clásico contemporáneo que nunca pasará de moda.
|