La lista de invitados

La mayoría de las personas nos dejamos guiar por las apariencias. Desde el conocimiento parcial de alguien le atribuimos las cualidades que nos convienen y tratamos de encuadrar en ellas sus acciones, obviando todo aquello que no se asienta en dichos cánones subjetivamente impuestos. Idolatrar a ciertas personas se nos da terriblemente bien.
Pero todo acaba surgiendo. Desde el más leve resquicio al que no llega nuestro celo, acaba por escapar la verdadera esencia de esa gente a la que encumbrabamos sin verdaderos motivos. Y entonces, es cómo si una parte de nosotros se quebrara, aquella que confiaba en no estar ciega. Nos sentimos perdidos y desamparados. Desprovistos de pronto de un puntal de nosotros mismos. Y algunos tropiezan, otros caemos. Perdemos una parte nuestra, la compartida. Aquella que en ocasiones era tan necesaria, aquella sin la que debemos aprender a vivir porque ya no sabemos. Porque todo ha explotado, porque ya sólo quedan cenizas a nuestro alrededor. La quema de lo que alguna vez creímos, anhelamos, intentamos, deseamos, creamos, suplicamos. Y no fue.
Para algunas personas, nunca es.

Me ha gustado mucho la novela, es un thriller pero me ha hecho plantearme cosas. Os la recomiendo, sin duda.