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En cine, interpretar un papel dramático en forma de derrotado, renacido, alcoholizado, traumatizado, esclavizado, etc., tiene bastantes papeletas de alzarse con un premio y el aplauso general. ¿La razón? Entiendo que solo en las situaciones más adversas podemos percibir la verdadera esencia del ser humano con todos los matices que cada intérprete nos puede ofrecer. Con los libros ocurre algo similar. Leer un libro de familias felices, parejas que se quieren, personajes solventes en lo personal y profesional, no tiene mucho aliciente, ni motiva ni entretiene. Quizás un rato, sí...un par de capítulos como máximo, para ponernos en situación; pero superada esa fase de armonía previa, no dejas de contar las líneas que faltan para que todo salte por los aires. Cualquier motivo es válido: rupturas, secretos revelados, infidelidades, delitos, derrotas, oscuros pasados, etc. En esta novela, de buenas a primeras ya descubres que todo ha saltado por los aires, y no hace mucho. El protagonista, hundido en su propio pozo, anda buscando e intentando recomponer todas las piezas de su vida. La tarea de reencontrarse a sí mismo la gestiona como buenamente puede y en este caso lo hace rodeándose de arte. No me parece un mal plan. Me gusta cómo está escrito el libro. No se alarga en descripciones innecesarias y en pocas páginas empatizas con el personaje y su miseria personal. Todo transcurre de forma algo predecible hasta la mitad del libro. Vas descubriendo su personalidad, conociendo sus circunstancias y comprendiendo sus reacciones...pero justo en ese momento de máximo interés la novela me ha sorprendido. Descubres de golpe que hay cosas aún peores que un desamor. Situaciones que no deberían pasar nunca....pero que suceden, que anulan completamente al individuo que las sufre. Y en comparación convierten el resto de acontecimientos que creíamos tan importantes en meras banalidades sin importancia. Hay situaciones que te replantean la vida. Enlace: http://libritodelomoypapel.b.. |
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