Puertas a la Atlántida

Tuvo que luchar para recordar porque previamente eligió olvidar. Créeme que no es cobardía. Habrás vivido largos años, Lluvia, pero no has muerto nunca ¿verdad? Imagina renacer en el inútil cuerpo de un bebé habiendo dirigido ejércitos y dominado los destinos de naciones enteras. Imagina recordar mil muertes, mil vidas con sus mil pérdidas, sus familias enterradas y su dolor. Imagina la frustración, el dolor, la tristeza... ¿Quién, pudiendo elegir empezar de cero, querría arrastrar todo eso?

Ningún libro es solo un simple libro

No toda la magia es brujería, ni todo lo inexplicable un truco.

Nacemos conectados al todo, pero, a medida que crecemos, vamos perdiendo conexiones y anclajes; vamos alejándonos de la consciencia universal y desarrollando el ego, la identidad; el yo tangible y diferenciado que nos aísla de la corriente energética del mundo.

La mente no es un libro abierto que pueda leerse de forma lineal, pero se pueden percibir determinadas ideas.

Los libros sagrados no son más que papel y tinta, pero inspiran a millones de personas a llevar a cabo empresas importantes.

Los libros no son más que palabras encadenadas que, juntas, cuentan historias que permanecen y, sin embargo, pueden cambiar vidas.

A veces las raíces nos limitan en lugar de fortalecernos.

La gente es la que no tiene derecho a saber. El ser humano no es capaz de gestionar tanta información. Estamos en una época en la que la mayoría de las naciones se creen el culmen de la civilización y el conocimiento, pero cometen los mismos errores de siempre.

Dicen mis vigías que el hombre tiene todo el conocimiento que pueda anhelar, pero que se ve más vacío que nunca. Y dicen que es porque ya no creen en nada.