La protagonista me simpatizó: es una puberta que no se queda lamentándose por su situación, sino que sale al mundo a ver cómo puede resolverlo o por lo menos cooperar de alguna manera. Sin embargo, mi personaje favorito es Bety, una mujer que ha dejado que la vida tome las decisiones por ella pero que está dispuesta a cambiar y de paso, ayudarle a Ana. Una historia muy recomendable ya que si bien es agridulce, el desenlace deja un tono esperanzador que contagia. |