Casas

Una casa puede estar en la orilla de un río o en un rascacielos de Nueva York. Puede tener una sola estancia o infinidad de dimensiones, iluminación natural o cientos de neones.
Una casa puede estar asentada sobre cimientos o flotar, ingrávida, rodeada de nubes. Una casa puede ser el ojo del huracán.
Una gota de agua es, en realidad, una casa. Y el pétalo de una flor. Una magnolia abierta con su textura de cera, las entrañas vacías de un olmo viejo.
Allá donde vive algo, eso es una casa. Un sentimiento, un refugio, aunque las paredes sean de papel. Todos somos la casa de alguien, el lugar al que regresar cuando nada más importa. Cuando el viento arrecia y las gotas de lluvia comienzan a caer.
Sentarse bajo el aguacero hasta la salida del arcoíris es, también, estar en casa.