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Tras leer su libro 'No madres' pensé que si esta autora escribía algo más, fuera lo que fuese, yo lo leería. Y aquí me tenéis reseñando el segundo libro de María Fernández-Miranda, 'El verano que volvimos a Alegranza', una novela que según la propia autora tiene toques de realismo mágico y pasajes propios. Se trata de una novela corta, pero las buenas historias no tienen que porqué ser interminables o tener un montón de páginas con rodeos innecesarios. Esta historia va al grano tanto que no deja margen a que la mente se distraiga con detalles insignificantes. Leandra trabaja en una revista de moda y a sus treinta y cinco años comienza a pensar que se le ha pasado la edad para hacer muchas cosas sobre todo para arriesgarse en la vida. Un día en una entrevista a Jean-Luc Peltier, reputado e inusual perfumista, se enciende una luz dentro de ella y decide solicitar una excedencia en su trabajo y poner fin a su matrimonio. Por otro lado, después de una infausta Nochebuena en la que se origina una tragedia inesperada en su familia, Leandra buscará un poco de luz sobre la historia familiar. Para ello decide regresar a Alegranza, la casa de su abuelo que construyó a su regreso de América; una típica casa de indianos en la que pasaban toda la familia en los días calurosos y brillantes del verano asturiano. Me gusta como escribe esta autora. Su prosa es fresca como el aroma del limón en verano. Presenta la novela en capítulos de corta extensión en primera persona. Será Leandra la narradora de la historia, la que nos defina de dónde viene y adónde va, la que vuelva a su pasado para poder cerrar las puertas y seguir adelante. Pero lo que no sabe es que se mete en un campo de minas. Para conocer su pasado debe volver a Alegranza, ese lugar de realismo mágico y perfumes florales de verano que tanto significó en su infancia. María Fenández-Miranda presenta una saga de cuatro hermanas y para ello asocia las flores como si fueran las notas de salida de un perfume que compondrá la base principal de la historia de Leandra. Una bases que la ayudará a saber quién es y hacía dónde se dirige. Un puzzle que se reconstruye con dolor pero con esperanza hacía el futuro. En resumen, es un relato sobre las últimas oportunidades, sobre el rumbo de la vida y la elección del camino correcto. Por fortuna para mí, siempre me han gustado las historias de sagas familiares; muero de curiosidad por descubrir los secretos ocultos que se hallan bajo gruesos candados de una gran casa y sobre todo siento fascinación por caserones solariegos o casonas de indianos a orillas del mar en la que se escuchan los gritos de las gaviotas y se puede oler la sal del mar. Me ha gustado mucho la historia de esta familia y la portada de esta novela a manos de Helena Toraño. Para mí esta novela es un reflejo de la vida, un conjunto de muchos colores, algunos grises pero otros hermosos y deslumbrantes que nos hacen seguir mirando hacia adelante. Enlace: https://www.yoleonovela.com/.. |
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