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Una historia que nos transporta a dos ciudades unidas por la emigración y a dos épocas distintas, La Habana de comienzos del siglo XX, donde Simplicio Rodríguez, un afamado pintor buscando una expresión artística diferente, desarrolla sin quererlo el arte vanguardista con un cuadro dedicado a su amada Fernanda Mendoza, una meretriz de reconocido prestigio en la ciudad (quien emigró a Cuba siendo una niña junto a sus padres desde las Islas Canarias) y la Miami del año 2018 a donde llega Bibiana Rodríguez siendo apenas una adolescente viviendo así el exilio cubano El cuadro llamado La Boca de los Cien Besos, será el punto de unión entre el pasado y el presente y en torno a el girará una historia familiar entrañable, emotiva, de lucha constante, de supervivencia y arraigo a las raíces, a la tierra y el infinito agradecimiento a aquellos padres que "la vida nos pone en el camino" Me ha parecido una historia realmente preciosa, muy humana y la manera de escribir de la autora, como refleja el sentir de los emigrantes, "buscando nuevos horizontes y nuevas penurias" su adaptación a nuevas tierras, a nuevos amigos, a un nuevo idioma, estilo de vida, todo tan auténtico, con ese humor y humildad de quienes lo sufren, por momentos me he sentido identificada La novela está plagada de frases hermosas casi poéticas, como a modo de trova, pero metidas en la narrativa que lo llena todo de ese sentimiento agridulce, cito por ejemplo "tuvieron suerte. La suerte de los que salen de su patria y se salvan, la suerte de los que abandonan su patria y pagan con el sufrimiento la posibilidad de comenzar otra" "había aprendido que el regreso pone a prueba la resistencia del olvido" "porque eso que ustedes los jóvenes llaman ahora integrarse, mija, entérate, no es más que resignarse y aprender a estar jodidamente feliz donde uno se ha obligado a vivir" "... la paternidad se sostiene en cadenas más poderosas que la sangre" |
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