Mühlberg

La honestidad está llena de desventajas y siempre, muy mal pagada.

Si fuera la primera obra que del autor fraco-español leyera, sin duda, la nota sería más alta, pero ni lo es, ni reconozco en Víctor Fernández esa prosa cuidadísima de la que hasta esta novela ha hecho gala.

Lo curioso, es que he leído otros libros donde los pedos, eructos y la ironía acompañan sin filtros durante todo el texto y el guarro que llevo dentro los ha disfrutado siempre como el cerdo que es.

Es una cuestión de costumbres. de la sensación de extrañeza que me genera ver a Correas en estos lienzos. Siendo justos los personajes hacen exactamente lo que de ellos se espera.

No es ese el gran problema. Mi sistema nervioso tolera muy mal las repeticiones. al quinto "muerto el perro se acabó la rabia" en tres páginas me convierto en asesino múltiple.
Can, dueño y hasta Darwin (por justificar la evolución) serán torturados escuchando a Rosalía en bucle 600 horas seguidas.

Mühlberg narra la famosa batalla de idéntico nombre que enfrentó a las tropas imperiales de Carlos V contra Juan Federico de Sajonia (que era tonto a manos llenas) gran impulsor de la liga Esmalcalda, defensor de la iglesia luterana, protestante y gordo como un elefante a la salida de un buffet.

De hecho, el gran sufridor de esta excelente novela histórica es su caballo, pues al peso del patético duque había que sumarle la armadura que cubría sus nobles carnes.
¿Sobrevivirá?
Bien podríamos cantarle aquello del "resistiré"

No es una contradicción de quien escribe catalogar la obra de excelente, pues los motivos del desajuste aun siendo uno hormonal y el otro delictivo, (repetir el chiste a lo Gómez Jurado debería estar penado con la hoguera) lo cierto es que en todo lo demás Víctor está inmenso.

Especialista en la vida y milagros del católico nietísimo, el autor hace una recreación de la batalla y de sus grandes personajes digna de elogio.

Pero no solo del duque de Alba y el hermano de Carlos (Ambos Fermandos) vive el hombres pues Fernández Correas rescata a un puñado de Tercios del olvido, de aquellos que compartían rancho, techo y aromas nocturnos y si estos eran en la cara del camarada, mucho mejor.

La novela se inicia la víspera de la batalla y además de hablarnos de estrategia militar y su espléndida recreación, aborda también las dudas o el ansia de las horas que preceden a la devastación que toda guerra deja como propina.

Tampoco descuida la razón principal y primordial que inclinó la balanza y que los que la conocemos nos la callamos en beneficio de quien no.

Muy al estilo de José Javier Esparza, Correas nos ofrece una novela histórica precisa y magníficamente documentada llena de buen humor.

Vale la pena leerla en especial a quien adoren las batallas y las ventosidades densas.

Además, es un escritor como la copa de un pino.