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La fuente de los siete valles es la sexta novela de Félix G. Modroño, ganador del XLVI Premio de Novela Ateneo de Sevilla con "Secretos del Arenal". El trabajo de Modroño es básicamente histórico con una documentación y un excelso cuidado en la ambientación y el lenguaje de los personajes. Sin embargo en esta novela introduce un factor nuevo, la fantasía, la alquimia, la piedra filosofal o la fuente de los siete valles en la segunda parte del libro. Comencé a leer La fuente de los siete valles y pasé las páginas despacio disfrutando de la magnífica edición de Erein. Hoy en día no es habitual acariciar páginas tan suaves y cuidadas. Además, esta novela destila amor a los libros. Los personajes que nos ofrece son bibliotecarios, filólogos, historiadores o coleccionistas. Casi todos ellos capaces de traspasar ciertos límites cuando este amor se convierte en pasión, obsesión. El protagonista es el Padre Pablo Santos que se ocupa en Roma de los archivos secretos del Vaticano. Vuelve a su tierra natal sobre 1871 en una misión del obispo de Calahorra y la Calzada para buscar los libros desaparecidos de San Millán de la Cogolla, saqueados tras la amortización y el abandono de los monasterios. al contrario de lo que pensaba, cae más pronto que tarde en el encanto de su tierra natal, de los dulces y fiestas, del juego de pelota y como no, de su amor adolescente. Cumple con su misión mientras toma café con un joven Marcelino Menéndez Pelayo o pasea por las bodegas de Espartero, Príncipe de Vergara, en su última etapa. A estos personajes históricos los trata en su vida común dotándolos de psicología y caracteres propios. Pablo se hizo sacerdote por falta de recursos económicos, como tantos otros. Sin embargo, poco a poco va descubriendo que se asfixia “con las marras desgastadas de su fe”. Y es que otro factor importante del libro es el amor juvenil de Pablo y Lucía que volverá a tomar fuerza tras su vuelta. Además de los libros y el conocimiento, este será el eje de la trama y del devenir de Pablo Santos. Pablo es por otra parte el narrador de toda la novela, y nos hace saber que la está escribiendo desde un tiempo futuro: “No es fácil contar una historia por orden cronológico, cuando se narra con el poso de la distancia, sin anticiparse a cuanto ocurrirá más tarde”. La narración transcurre en una prosa elegante, culta y reposada con abundantes diálogos que le dan vivacidad. El autor pone gran celo en reproducir la forma de hablar de las distintas zonas geográficas. El relato nos lleva a una bellísima visita por las tierras de la Rioja. El Logroño en el que se derruyeron las murallas, de las fiestas y el buen vino. Los paseos a caballo camino de un San Millán de la Cogolla Silos destrozado. La novela no es solo un homenaje a los Monasterios de Suso y Yuso sino al lugar donde se escribieron las Glosas Emilianenses primera muestra de las lenguas romances, por las anotaciones que se hacían en los códices. Este es el primer tema importante del libro: la importancia del conocimiento, la importancia de la lectura que nos hace libres, frente a la ignorancia que no hace esclavos. Y por ende, es un homenaje a escritores, escribas, libreros. Santos dedica su vida a los libros, y no solo a recuperarlos para la Iglesia sino que él mismo se va procurando una valiosa colección personal. Históricamente, uno de los temas centrales es la amortización de los bienes de la Iglesia para poder cubrir la gran deuda que tenía el Estado. Se subastaron después de expropiarlos resultando que solo se consiguió que cayeran en manos acaudaladas y que los campesinos perdieran gran cantidad de tierras de cultivo. El posterior abandono de estos templos del conocimiento provocó la pérdida de cantidad de libros, códices o documentos. En resumen, me parece un libro sumamente recomendable. Fácil de leer porque la prosa, los diálogos y las descripciones te conducen más allá. Y para los amantes de los libros será un hallazgo: “Olvidarse de los libros es olvidarse de la historia, de la experiencia de otros, de la evolución del pensamiento, de la reivindicación de nuestro yo, de formarnos ideas propias sin injerencias, de protegernos de las manipulaciones. Olvidarse de los libros es olvidarse de nuestra libertad. Y es que no hay mayor esclavitud que la ignorancia” Enlace: http://salamandranegra.com |
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