La señora March

George March acaba de publicar otro éxito, del que su mujer se enorgullece. al menos, hasta que la panadera le hace notar que el personaje principal está basado en ella. Un simple comentario inicia un viaje que destapará secretos y, quizá, un asesinato.

La señora March es una novela tranquila; sin sustos ni una trama frenética, te va introduciendo en la apacible vida de la protagonista. Vamos conociendo su pasado y su presente, las razones que la llevan a casarse con George March y cómo afecta a su vida que la comparen con la protagonista de su última novela. Nuestro personaje principal es una mujer acomplejada, más preocupada de lo que la gente piense de ella que de vivir la vida, por lo que la comparación con una prostituta fea la pone histérica.
Puede parecer aburrido, pero nada más lejos de la realidad; engancha desde la primera página.
Admito que, llegado un punto, el delirio de la señora March se me ha hecho un tanto repetitivo; ha sido leer una y otra vez sobre lo mismo. El asesinato apenas tiene importancia a lo largo de la novela, sino que estamos ante la paranoia de la protagonista, que no para de salir a flote.
El final me ha dejado una sensación agridulce: es muy impactante e incluso provoca la necesidad de seguir leyendo o querer una segunda parte, pero eso se ha visto envuelto en lo tedioso que me ha parecido el último tercio del libro, provocando que haya leído por encima.
La señora March ha sido un libro que prometía mucho en un primer momento, pero cuyo final se ha quedado, pera mí, a medio gas; quizá le hubieran sobrado páginas de la última parte.