El Biciclista Suicida: Camino de Santiago

Humor, carcajadas, misterio y recuerdos, sobre todo muchos recuerdos es lo que he sentido leyendo esta joya que encontré por casualidad en Amazon y sin dudarlo ni un sólo instante descargue para devorar en un par de horas. Es sólo el principio porque amenaza con que habrá más aventuras y yo las espero con impaciencia .

Cuando alguien comienza su libro excusándose por si puede herir sensibilidades, prometiendo que cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia y dedicándoselo con todo cariño a su familia para acto seguido decir y “a mis enemigos que los zurzan” es síntoma de que en este relato cualquier cosa es posible.

A modo de pequeñas aventuras recogidas en un breve libro con forma de diario, nuestro protagonista narra las aventuras de un bicigrino, como comúnmente se le llama a las personas que realizan el Camino de Santiago en bici, por capítulos que equivalen a días o etapas de su ruta en el camino fránces.


La palabra Camino y Santiago cuando van juntas obran en mi motivo para prestar atención y si además viene con el título “El biciclista suicida” de un tal Pollo Guerrero es una mezcla cuyo resultado parece explosivo y para alguien tan curiosos como yo es difícil de resistirse y no caer entre sus páginas.

Este singular peregrino promete risas y carcajadas y doy fe que cumple su promesa desde casi los inicios de su relato. Todo irá estructurado según las horas del día en las que realiza la anotación, por lo que su composición es sencilla y ágil que unido a lo divertido de las situaciones hacen que tristemente sea devorado en un abrir y cerrar de ojos. de forma muy visual, el autor logra que cada escena pueda llegar a ser representada por nosotros en nuestra mente por lo que los momentos de risa serán dobles. Con un estilo literario bastante bueno, el autor sabe usar el lenguaje de forma depurada cuando lo cree necesario y usa un lado más coloquial y canalla si el personaje lo demanda, un protagonista que nos ganará en los primeros compases de la narración

Salpicado de escenas absurdas, hilarantes y de despropósito total, recorreremos el camino francés parando en lugares emblemáticos conocidos de sobra por aquellos que hayan sido peregrinos alguna vez. En las aventuras de nuestro protagonista figuran los temas clásicos de todo lo que le puede ocurrir a cualquier excursionista, olvidarse más de una vez algo fundamental por mucha mochila que haya preparado el día antes, equivocarse de camino, dejarte llevar por las emociones hasta el punto de meterte en más de un lio y de estos últimos el libro va bien servicio porque nuestro amigo si de algo peca es de ser un caradura que mientras más vivales pretende ser mayor será los problemas en los que se mete.
Lo que empieza siendo una gran aventura personal como es el camino, será para nuestro héroe una aventura rocambolesca, llena de misterio, descubrimientos, tesoros templarios por descubrir y pillería, mucha porque en el fondo tenemos ante nosotros una especie de Candido de Moliere, un Lazarillo de Tormes, un pillo que todo lo que toca lo convierte en desastre.

Acompañando el libro, unos magníficos grabados que imagino serán del propio autor y que me han encantado y un pequeño glosario con palabrejas incluidas en el relato con su significado por si hay alguien que nunca las ha escuchado, que esta piel de toro es muy extensa tanto o más como su vocabulario variado a lo largo de toda ella.


Sin lugar a dudas la risa es un magnifico elixir para el espíritu y este libro es un buen medicamento del que tomar una dosis completa.
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