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¡ESTE LIBRO NO TIENE RUMBO! Eso es lo primero que pensé al comenzar El pintor de almas, de Ildefonso Falcones. Si debo decir algo negativo de este libro, diré que el primer tercio del libro parece escrito sin tener claro hacia dónde va. No obstante, su reconducción es BRILLANTE. Y esta es la única pega que podría ponerle. El amor, la pasión por el arte, el conflicto entre los diferentes ideales y la venganza son los cuatro pilares principales de esta novela histórica que refleja la agitación social en la Barcelona de principios del siglo XX. Un enfrentamiento entre el mundo de los más desfavorecidos, anarquistas y obreros que luchan por unas condiciones que les permitan vivir fuera de esos cuartos sin luz, calefacción o humedad, y el de una poderosa burguesía instalada en las grandes avenidas de la ciudad, en palacios modernistas que rebosan de riqueza arquitectónica y decorativa. Dos mundos personificados en dos figuras clave: por un lado, Emma, una huérfana trabajadora que debe luchar contra las peores de las situaciones para salir adelante; por otro, Manuel Bello, un conservador cristiano y burgués que se opone a la evolución. Dalmau Sala, hijo de un anarquista ajusticiado y una costurera que trabaja en las más precarias condiciones, camina a caballo entre estas dos realidades. Su talento como pintor hará que Manuel Bello se convierta en su mentor, marcando su creación con el éxito y la presión que este conlleva. Pero el amor que Dalmau profesa por Emma y su devoción hacia su familia harán que luche por encontrar su verdadero camino como hombre y como artista en una ciudad en plena transformación, convirtiéndose en el pintor de las almas más miserables que deambulan por la misma. Con unos personajes redondos y una trama elaborada, esta novela es, indudablemente, obra de Ildefonso Falcones. Su escritura cruda nunca te deja indiferente. |
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