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Tras una ruptura amorosa, deja atrás la ciudad de Buenos Aires para irse a un lugar recóndito en plena pampa argentina y, allí, vivir su propio duelo mientras cultiva una huerta paralelamente. Va hacia una tierra llana, vacía, reflejo de su propio interior que está en proceso de reconstrucción, como la propia huerta que trabaja. La novela corresponde a la estructura de un diario, lleno de frases cortas a través de la cuales nuestro protagonista narra los cambios de la naturaleza relacionados con los cambios personales que sufre él mismo. Como narrador, es muy meticuloso, sobre todo a la hora de explicar cómo trabajaba la tierra. Puede llegar a saturar, pero es necesario a la hora de entender el proceso por el que pasa el narrador. No obstante, son descripciones tan potentes y conmovedoras, que tienen la misma fuerza de un poema. Cuando tuve este libro en mis manos por primera vez antes de leerlo, no sabía en qué me embarcaba, pero me atrapó desde el comienzo. Me ha parecido un libro bello, incluso poético. Espero poder seguir leyendo en un futuro más de Falco. |
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