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Crítica de pasiondelalectura


pasiondelalectura
01 August 2021
Los Llanos esta escrito como un diario : las impresiones y vivencias diarias del protagonista, un escritor en falta de inspiración y con una ruptura sentimental a cuestas. En ese contexto, se instalará en plena pampa argentina, en un paisaje bastante inhóspito, pura llanura, en un pueblito que escasamente es uno y que se llama Zapiola, vaya nombre !(…"uno de esos pueblitos que nunca llegaron a ser del todo. Una línea de casas frente a la estación de tren. Dos boliches/almacén"…) y tratará de cultivar un huerto. No sin mal. Porque cultivar un huerto en la pampa, aunque esté destinado solo al auto-consumo,…es un verdadero reto.

Seguiremos el día a día de nuestro personaje, bastante tristón, a la semejanza del paisaje infinito (…"Yo ahora solo quiero mirar el horizonte, la llanura, fijar los ojos en la distancia, que me inunde el campo, que me llene el cielo, para no pensar, para lo que sucede en mí deje de existir todo el tiempo"). Y con un interés algo tierno iremos conociendo sus derroteros, sus pocos vecinos, la fauna y la flora locales en detalle y la cultura de este huerto que no es ningún paraíso terrenal.

El tono es amable, nunca se queja aunque se nota que sufre de su falta de inspiración y del triste desenlace de la historia sentimental, para la cual no tendremos tampoco ninguna explicación, lo que denota tacto y prudencia porque bien se sabe que las historias siempre tienen por los menos dos versiones…

También esta incursión en la pampa argentina representa para él un viaje hacia el pasado puesto que sus ancestros italianos habían hecho exactamente el mismo viaje echando raíces en Argentina y en este lugar. Bonito lo que escribe página 117 sobre ellos…"Atrás, lejos, del otro lado del océano, quedaron los Alpes, las piedras, los cerros, las nieves en invierno, el agua rápida del deshielo, los prados verdes. Allá todo era ajeno, todo estaba lleno, donde no había picos de montaña, había valles, laderas en sombras y laderas a pleno sol, pueblos, bosques, caminos. Parcelas pequeñas. Allá eran demasiados, faltaba el espacio, a los surcos de cebollas los alineaban contra las vías del tren, el perejil y la albacea crecían en macetas en el alféizar de las ventanas. No había espacio, no había lugar para ellos".

El hombre busca una catarsis, una inspiración y escribe esto. Está muy bien, es un logro. Volver al pueblo a plantar un huerto como diría el periodista español Sergio del Molino, pero aquí no se trata de una España despoblada y vacía, sino de la pampa argentina infinita.
Enlace: https://pasiondelalectura.wo..
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