Por un lado, el Londres del siglo XIX, por otro el París actual. Dos relatos con historias en sitios muy diferentes y épocas muy distintas, pero con una cosa en común, el odio. Las dos historias son independientes, sin ningún nexo en común, algo que, he de decir que he estado esperando durante toda la lectura. Pero, igualmente, he disfrutado mucho el libro. Son dos historias de ágil lectura y muy bien escritas, en mi opinión , que te harán replantearte la importancia que se le da a ciertas cosas y el odio que ello puede provocar |