Lily escapa de su pasado y para ello abandona su ciudad y a su familia para ir a un lugar para desconectar del mundo. Ese sitio está en Alaska. Se supone que solo se va un tiempo y volverá cuando se sienta preparada para afrontar su vida. Pero han pasado varios años y todavía se encuentra en Alaska trabajando en un hotel de desconexión del mundo. Lily no espera que un desconocido ponga su vida del revés, que sus ojos, su cercanía y la tensión que se crea entre los dos en un par de días lo cambien todo. Cuando Lily, por motivos ajenos a ella, vuelve a Chicago, descubre que Calem no es un tío cualquiera que necesitaba desconectar del mundo. Y esa realidad, junto a la suya propia vuelve a recordarle todo lo que pasó, todo lo que tenía en Alaska y lo más importante, como se sentía en todos esos momentos. La novela es muy entretenida y rápida, los personajes están bien construidos y los problemas con sus reacciones son coherentes. Es una historia de amor, pero es más una historia de superación del pasado, de darse cuenta de que tus actos afectan a otras personas que no solo a ti, de caer frente a los miedos y de luchar por lo que se quiere. Es una novela bonita y entretenida, aunque haya varios personajes a los que quieras tirar por la ventana. |