Diez días de sabor

Paula se queda al cargo del restaurante de su padre después de que este sufra una enfermedad de la que debe recuperarse. Pero el problema es que Paula no sabe nada de cocinar y el arrendatario del local la está poniendo entre las cuerdas.

Diego llega a la vida de Paula a través de un compañero. Él es un chico diferente, ve la vida y la cocina de una manera diferente al resto. Cree que hay que darle tiempo a las cosas, no ir deprisa y que las cosas salen mejor si se le da su tiempo.

En Houston no es fácil encontrar un cocinero de comida española. Y no sabe como va hacer porque no quiere perder el negocio familiar.

Paula tiene a sus amigas al lado que intentarán ayudarla y darle salida a sus problemas.

El primer encuentro entre Paula y Diego es accidentado, además Diego llega tarde y eso a Paula no le gusta nada.

Entre ellos comienza una conexión con muchos tiras y aflojas, momentos divertidos, de alto voltaje o de tensión en los que no se entienden.

Lo cierto, es que es un relato cortito y me ha faltado algo de profundidad en ciertos momentos y sobre todo en Diego para terminar de comprender el estilo de vida que lleva, como entiende la cocina y porque el motivo de porque vive así.