El impulso nómada

Tras la lectura de estas memorias uno no puede más que pensar que su autor, Jordi Esteva, es un tipo afortunado. Ha vivido y vive una vida apasionante y, además, ha tenido la suerte casi siempre de cara.

Jordi Esteva ha hecho a lo largo de su vida lo que ha querido. Mejor, ha hecho lo que más le gustaba hacer; viajar. Y el sueño de los viajes se ha convertido en su profesión. Ha hecho de su pasión viajera su modo de vida. Un hombre afortunado, ya digo.

“El impulso nómada” son unas emocionantes memorias de un tipo que, a punto de cumplir 70 años, va a pasa revista sin tapujos a su vida, sus viajes, su sexualidad y sus sueños.

Jordi Esteva nos va a llevar a través de sus recuerdos, desde su niñez y adolescencia en Villa Rosa, la casa de los veranos de la infancia, donde disfrutaba del campo y de la lectura de libros de aventuras, los atlas, los libros de geografía y los mapas, pasando por la adolescencia, en la que comenzó a tener dudas sobre su sexualidad y sin ningún tapujo recurrió a su padre, el cual le contestó que “si quieres, se puede curar”. Y lo intentó, sometiéndose a tratamiento médico en los años setenta, pero vio que era imposible y acabó reconociendo y aceptando su homosexualidad. Su juventud, en la que le tocó vivir el final del franquismo y la transición y disfrutó, junto de sus pocos pero elegidos amigos, de esa movida hippy que estuvo tan de moda entonces. Luego Herman Hesse, Pink Floyd, el cine de arte y ensayo, el festival de la isla de Wight. Intentó los estudios universitarios pero los tuvo que dejar, a él lo que le gustaba era la aventura de viajar y así viajó a Afganistán, a la India, a Sudán, al desierto y se convirtió en un hombre feliz.

Y se asentó en Egipto, El Cairo, donde residiría durante cinco felicísimos años viviendo como un cairota más. Y viajó al desierto, descubriendo los oasis, y se sintió un beduino más, un nómada enamorado del mundo árabe. Hasta que, tras pasar por la cárcel, fue expulsado a la fuerza de Egipto, su hogar de elección, el país de sus sueños, acusado de actividades subversivas por la policía secreta. Y volvió a España y se sumió en una época negra. Jugueteó con las drogas más duras, con el alcohol y el SIDA paso de refilón por su lado, hasta que, treinta años después pudo por fin volver a Egipto, como autor invitado por la Feria Internacional del Libro de El Cairo. Egipto, su país amado, le abría nuevamente las puertas.

Un libro genial, para una vida maravillosa de un tipo afortunado.

Jordi Esteva en uno de nuestros mejores escritores de literatura de viajes. Es autor “Los oasis de Egipto”, “Los árabes del mar” y “Socotra, la isla de los genios”.