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La protagonista, Lea, es la nieta de un portero de un edificio de vecinos. Durante todo el libro, la escritora describe muy bien la imaginación de los niños, además de su desparpajo. Con la naturalidad de una niña, nos adentramos en las vidas de los vecinos de la comunidad. En el libro se pueden reconocer las típicas situaciones de vergüenza que nos hacen pasar a veces los más pequeños, con sus preguntas "sin filtro". Realmente, el libro tiene una gran moraleja: cada vez vivimos más juntos (en edificios) pero siendo grandes desconocidos, lo que nos hace perder oportunidades de conocer a las grandes personas que rodean las paredes de nuestros pisos. Y tiene que ser una niña la que nos abra los ojos. El libro tiene una estructura y presentación ideal para lectores a partir partir de 8 años, tal y como indica la propia editorial. |
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