Yo voy, tú vas, él va

Al principio me costó entrar en la historia. No entendía por qué me contaba con tanto detalle la vida de este profesor jubilado y viudo que, francamente, me interesaba más bien poco. Hasta que me di cuenta que era eso precisamente lo que pretendía, ponerme en situación para luego, a medida que nos introduce las historias de Rashid, Ibrahim, Osarobo ...... , ir contraponiendo esos problemas cotidianos del primer mundo con los problemas, también cotidianos, que padecen aquellos que no tienen ni un lugar donde descansar, aquellos que cruzan el mar para buscar un lugar mejor y se encuentran con uno que no sabe dónde colocarlos, que los marea de acá para allá con promesas falsas y que lo único que quiere es volver a escupirlos al lugar de donde vienen, o a donde sea, con tal de que no se queden aquí.

Al inicio, son "un grupo de hombres negros" que no quieren ni decir su nombre, pero poco a poco, vamos conociendo sus historias y pasan de ser esa noticia que busca una reportera a toda costa, sin importarle en absoluto la situación de los manifestantes, a ser personas, cada una con su pasado, su presente y, por desgracia, sin un futuro.