Todos los ojos

“Hasta que no tuve diecisiete años no llegó a aceptar mi familia que yo era estrábica. Antes de eso se habían reído de mí y me habían hecho la vida imposible con mi «ojo vago»”
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Hatty nace en una familia que no entiende y que no la entiende. A lo largo de su vida pasa por numerosas situaciones que le resultan incomprensibles y que trae continuamente al presente en una especie de monólogo interior con el que va repasando y desgranando cada una de esas situaciones.

Un ojo vago y un viaje a Ibiza le sirve a Isobel English de punto de partida para esta historia, sin embargo, la protagonista de esta novela es su relación con Cynthia, la mujer de su tío. Hatty gira de forma recurrente sobre el transcurso de su relación con ella.

En apenas 137 páginas, Isobel English tejió una historia sublime, que no te atrapa por la trama en sí, sino por la delicadeza con la que se realizan las descripciones de los lugares y de las personas y sus personalidades.
Me ha parecido increíble la forma en la que la autora va desgranando las diferencias sociales y paisajísticas durante ese viaje con destino a Ibiza.

Y, aunque es cierto que la voz narrativa, con tanto monólogo interior, a mí personalmente me resulta bastante cargante, lo cierto es que, dada su brevedad y la elegancia y belleza de la prosa, han equilibrado la balanza a favor de esta novela.

Por último, destaco el epílogo de Neville Braybrooke, marido de June (nombre real de la autora), que me ha hecho disfrutar aún más de lo que acababa de leer, al contextualizar la obra en la vida de la autora.