No sabría calcular las veces que he leído este libro, pero siempre, cada lectura me ha aportado y me ha enseñado algo nuevo. No es lo mismo leer a Momo con diez años, que con veinte, que ahora con cuarenta y ... tantos, las enseñanzas son distintas en cada momento, e incluso me atrevería a decir que hasta nuestra situación personal puede influir, puesto que la perspectiva puede ser totalmente distinta si tenemos hijos o si no los tenemos. Momo sabe escuchar, pero además tiene la capacidad de hacer que sus interlocutores encuentren las palabras apropiadas en cada momento, para expresar lo que sienten; y a su lado la imaginación se dispara, no hay lugar para el aburrimiento. Lecciones que Momo me ha enseñado...unas cuantas: 1. Debemos aprovechar el tiempo, no lo perdamos. Nuestros hijos, nuestros mayores, nuestros amigos, nuestras parejas...todos ellos nos lo van a agradecer; y dediquémonos tiempo a nosotros, a nuestras aficiones. Parémonos, pensemos y reflexionemos: trabajemos para vivir, no vivamos para trabajar. 2. Tenemos más de lo que necesitamos. Compramos por comprar, consumimos por consumir. Posiblemente lo material no va a sustituir lo que los nuestros realmente quieren, a nosotros. No es más feliz el que mas tiene, sino el que menos necesita. 3. Todas las profesiones son dignas y necesarias. Amemos nuestra profesión y sintámonos orgullosos de ella. Os animo a que conozcáis a Momo, estoy segura que pasaréis un rato muy agradable con ella. Creo que niños y adultos, todos, deberíamos hacer esta lectura. Seguro no os vais a arrepentir. El tiempo perdido no lo vamos a poder recuperar, pero podemos aprovechar el que aún tenemos por delante. Momo nos trae esperanza ... Momo es esperanza... |