La Historia Interminable fue la primera película que no era de dibujos animados que fui a ver al cine, con unos 6 o 7 años. Y recuerdo que me encantó. ¿A qué niño ochentero no le pudo gustar esa película? Años más tarde, con más o menos 12, me leí el libro y me volví a enamorar de Fújur y lloré como una magdalena con Artax en el “Pantano de la Tristeza”. Se puede considerar que este libro es, del género de fantasía, uno de mis favoritos. ¿Acaso no es este libro la oda más bella a la imaginación? La Historia Interminable demuestra cómo la interacción de la fantasía y de la realidad solo tiene éxito si uno se esfuerza por usar la fantasía y la imaginación para mejorar la realidad. |